¿No te has topado en la vida con personas que solo se te acercan porque quieren a un oyente interesado, y así revelar su YO y narrar todas sus experiencias? Creo que la respuesta a la interrogante anterior es SI. ¿Son personas extraordinarias? Claro que no. Hay muchas personas que tienen ese comportamiento.
¿Qué es lo misterioso de una buena conversación? Pues no hay nada misterioso, lo importante es prestar atención exclusiva a la persona que habla. Nada encierra tanto floreo como eso.
Cuando converse con una persona no olvide convertirse en un buen oyente y siempre alentar al hablar.
Hoy descubriremos el arte de escuchar.
Cuando escuchemos a una persona lo debemos hacer con nuestra mente ya que es de la única manera como sentirá que sus palabras han llegado a su destino.
Esto es sumamente evidente, no hay necesidad de estudiar una doctorado en política para descubrirlo. Sin embargo todos los días vemos a personas que se preparan en todos los sentidos: Comerciantes que alquila costosos locales, compran sus mercaderías económicamente, que adornan sus vidrieras con sapiencia, que gastan mucho dinero en publicidad, y emplean personal sin el sentido común necesario para ser buenos oyentes, personal que interrumpe a los clientes, los contradice, los irrita, y los echa casi del negocio.
Pero esto de no escuchar también pasa en la familia, y mucho más seguido de lo que creemos o deseamos. Muchas veces ni nos damos cuenta cuando nuestro ser querido habla con nosotros.
Escuchar es tan importante en la vida cotidiana como en el mundo de los negocios. Pero el escuchar cuesta tanto hoy en día, con todas las distracciones que tenemos: televisión, radio, computadora y celular.
Muchas personas tienen problemas porque no logran causar una impresión favorable porque no escuchan con atención.
Si usted quiere caer mal, ser el objeto de burla y hasta sentir desprecio, aquí tiene la receta: jamás escuche mientras hablen los demás. Hable incesantemente de si mismo. Si se le ocurre una idea a su interlocutor, no lo deje terminar.
De manera que si aspira usted a ser un buen conversador, sea un oyente atento. Para ser interesante, hay que interesarse.
Recuerde que la persona con quien habla usted está cien veces más interesada en sí misma y en sus necesidades y sus problemas que en usted y sus problemas.
Zacarías 7. “11 Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; 12 y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos. 13 Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos; 14 sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable.”
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