Miles y miles de parejas se divorcian todos los años. En los últimos tiempos, millones de personas se dieron por vencidas y rompieron los lazos matrimoniales.
Es más, en algunos lugares hay más divorcios que matrimonios cada semana. Los hogares se están desintegrando. Las madres están abandonando la lucha y los padres están desertando.
Por cada hogar que se destruye por medio del divorcio y separación, hay niños que aprenderán lo que significa estar heridos y cómo odiar. Cada uno de estos chicos y chicas querrán vengarse de este mundo por esa realidad que les tocó vivir.
Es muy probable que esa razón por la cual, mientras tu lees esta reflexión, centenares de personas serán robadas, violadas, golpeadas y hasta asesinadas por los hijos de esta clase de hogares.
Creo que ahora he llamado tu atención acerca del por qué Dios está interesado en lo que respecta al matrimonio.
Algunos “iluminados mentales” han salido con una solución: si los matrimonios son tan complejos y confusos, ¿por qué no descartarlos? ¿por qué no simplemente botar todo eso del matrimonio? ¿por qué no viven los dos simplemente a manera de prueba, y si no logran entenderse, se separan, sin que queden vínculos ni responsabilidades?
Esta idea anterior tiene tanto sentido como ponerle un tapón al final del escape a un vehículo para que deje de expulsar humo. Hay otras ideas que son casi tan brillantes como ésta, como la de declarar fuera de la ley las cárceles por cuanto a muchas personas les gusta un vida de crimen, o la de prohibir los puentes por el hecho de que las personas saltan de ellos algunas veces, o la de dejar de comer por cuanto algunas personas son glotonas.
No hay nada malo en el matrimonio. Pero éste, como un juego, o como la misma vida, tiene normas. Cuando no se cumplen las normas, nada se pone divertido. Eso es el fin del juego. Para algunos, eso también ha significado el fin de la vida.
Hoy tenemos mucha más información que antes acerca de cómo comportarnos en el matrimonio, como tener mejores relaciones humanas y temas por el estilo. Sin embargo hemos dejado de lado las leyes de Dios, y por ello hemos (la sociedad) pagado un precio muy alto.
Cuando escuchamos a las personas, pensarías que Dios se opone al sexo. Pero esta idea fue de Dios; Él inventó la actividad sexual, y sabe cómo se debe llevar a cabo.
Lo sexual es precioso, y como todas las cosas preciosas, se debe atesorar. Tienes que aprender a usar su poder dentro de los controles de Dios y a preservar su belleza, pues de lo contrario volverás a entrar en las filas de los solitarios y amargados, y obtendrás como cosecha un matrimonio destrozado y un corazón abatido.
Dios nos hizo diferentes. Tomó a Eva del costado de Adán, y desde entonces ha estado cerca de él; nunca ha estado lejos de su corazón ni de su lado. Las relaciones maravillosas posibles entre un hombre y su esposa son pequeños reflejos de la felicidad que Dios planeó para nosotros.
Las amistades humanas no son ni una sombra de la amistad que podemos tener con Dios.
Aparte de las completamente obvias diferencias sexuales, Dios hizo a la mayoría de los hombres físicamente más fuertes que las mujeres. Entiendo y tengo conocimiento que hay excepciones, hay mujeres que pueden matar a un león solo con su respiración. Por lo general, Dios hizo al hombre más fuerte físicamente para que pueda proteger a su esposa y cuidarla.
En algunos momentos las niñas crecen más rápidamente que los niños. Las niñas necesitan menos tiempo para convertirse físicamente en mujeres que los niños para convertirse físicamente en hombres. Cuando la mayoría de los hombres están jugando a la pelota, las chicas ya están enamorándose desesperadamente de sus maestros. Esto significa que una muchacha puede tener cuerpo de mujer, pero mente de niñita. Esto puede ocasionar que chicas tengan citas amorosas con jóvenes de más edad.
Generalmente hay diferencias mentales entre los hombres y las mujeres. Eso no tiene nada que ver con la inteligencia. Se relacionan con la manera como Dios nos diseñó para usar nuestra inteligencia.
Estas dos maneras básicamente diferentes de ver las cosas hacen que cada sexo sea superior al otro en el papel que Dios le ha encomendado.
La mujer es superior al hombre en su manera de pensar cuando los problemas de la vida exigen un enfoque de inspiración, no programado ni estructurado. Ella les da color, sorpresa, asombro, aventura.
El hombre es superior a la mujer cuando un problema necesita lógica, hechos, análisis, detalle para resolverlo. El da forma, estabilidad y estructura a la vida.
Si cada cual permanece en el papel que le corresponde, Dios podrá traer la máxima bendición a su compañerismo.
Por cuanto a los hombres les corresponde dirigir, he aquí algunas reglas para que seas un hombre de pelo en pecho:
- Sé ingenioso. A la mujer le gusta que el hombre del cual ella depende esté bien informado y sepa cómo funcionan las cosas.
- Practica un deporte. Desarrolla tu cuerpo físico para cuidarla y protegerla.
- Se un caballero. Dale a ella el respeto que le corresponde.
- No digas mentiras. No exageres. No digas TE AMO si no puedes decir después ¿Te casarías conmigo?
- Sé un hombre de Dios. Ama a Dios y sírvele íntegramente. No hay nada que valga más que tu andar personal diario con Jesús.
Acá está la lista que les corresponde a las chicas para una vida de amor:
- Si eres inteligente, no hagas alarde de ello.
- No parlotees. Admira lo que él dice, y di poco. Él te amará por esa actitud. No hables sin ton ni son.
- Sé frágil. Deja que él sea el fuerte. ¡Qué el sea el Tarzán! No mates tu las arañas, deja que él manifieste las habilidades de hombre fuerte.
- Vístete como mujer y conserva la apariencia de tal. No utilices vestidos de mal gusto o sensuales de tal modo que parezcas una prostituta. Se pulcra, sencilla y sensible.
Sé una mujer de Dios. No hay nada más hermoso y que atraiga más irresistiblemente al hombre que una mujer que realmente está enamorada de Jesús. Deben servir de inspiración. Esa es la manera cristiana de vivir en amor.
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